jueves, 24 de mayo de 2012

Rosé Restaurant


Situado en la calle Akácfa, 24, en plano barrio judío de Budapest, cerca de la sinagoga de la calle Dohány, el restaurante Rosé ofrece platos de cocina húngara elaborados con esmero en un ambiente agradable y relajado con la compañía de música zíngara en directo. Salmón con gnocchi de espinacas, filete de cerdo al roquefort, ternera con champiñones, solomillo de buey con bacon, goulash acompañado de noodles o pollo a la miel. Uno de las platos más fascinantes es, sin duda, el hígado de pato al coñac, que te lo sirven con un acompañamiento de rodajas de manzana y puré de patata exquisito. En los entrantes puedes pedir una selección de delicias húngaras (embutidos varios, el salami húngaro es excelente) y en los postres hay que probar la palacsinta (una especia de crèpe relleno de melocotón y requesón). Un buen vino blanco para acompañar es un Nyakas Budai Irsai Olivér (afrutado, refrescante). Mientras comes, la música de un violinista y de un címbalo no dejan de acompañarte. El címbalo es un instrumento que se toca con un par de mazos que producen sonidos al golpear las cuerdas. Te sirven con mucha amabilidad y, siendo extranjero, tienen mucha paciencia en informarte de lo que te ofrecen. Las paredes son de color rojo vino y el local está decorado con fotografías de personas y ambientes locales. Tiene un público selecto y tranquilo, puesto que es un restaurante alejado de los circuitos turísticos y hoteleros. Todo un descubrimiento.

5 comentarios:

  1. de Soria a Budapest para semejante banquete. en un post.
    si es que siempre he creído que tienes alma de bon vivant.

    un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Eres único describiendo los menús y el ambiente, ya te he dicho a veces que deberían contratarte para hacer guías de restaurantes.

    A mí la comida no fue lo que más me gustó de Budapest. Demasiado recia, claro, por el frío. Pero la ciudad me enamoró, la recuerdo a menudo, y también sus gentes, claro, lo uno va con lo otro a menudo.

    ResponderEliminar
  3. Ya veo que me vas a hacer volver a Budapest. Aunque recuerdo, estando allí, añorar una comida sin un violinista.

    ResponderEliminar
  4. Así como el menú -¡y el lugar!- me atrae mucho, nunca he podido soportar a un violinista en un restarurante.... debe ser un problema mío con la música y la gastronomía. ¡Buen viaje!

    ResponderEliminar
  5. Hazme un buen goulash y me has conquistado.

    ResponderEliminar