domingo, 11 de noviembre de 2012

La muralla de Soria


Hoy prácticamente no queda nada, pero durante seis siglos la ciudad de Soria tuvo una imponente muralla. Parece ser que data de la época de Sancho IV de Castilla (s.XIII), para defenderse de los continuos ataques exteriores, y que se conservó hasta que el General Durán la mandó destruir en la Guerra de la Independencia (s.XIX). Tenía una longitud de 4.100 metros y encerraba en su interior una superficie de unas 100 hectáreas.
La muralla tenía 6 puertas y 2 postigos. Actualmente solo se conservan tramos en la zona del Mirón, el río Duero y el convento de Santa Clara. La parte cercana al río estaba construída en piedras sillares y el resto en sillarejo o mampostería. El recorrido que hace por la actual calle de Puertas de Pro, fue aprovechado como muro para la construcción de viviendas.
Las seis puertas que existían como entrada y salida de la ciudad eran: La Puerta de Rabanera (se observa que la parte baja de la torre del Palacio de los Marqueses de Alcántara tiene piedras de la muralla), la Puerta del Postigo (en el Collado, al final de la citada Puertas de Pro), la Puerta de Navarra (en el puente del río Duero), la Puerta de Nájera (donde comienza hoy el Paseo del Mirón), la Puerta del Rosario (en la plazoleta que hay delante de la iglesia de Santo Domingo) y la Puerta de Valobos (en la inmediaciones del cementerio).
De todas estas puertas, hoy día no se conserva ninguna, pero sí hay un postigo: el de San Ginés, en la parte de la muralla al lado del Duero y que actualmente se está rehabilitando.

3 comentarios:

  1. no es la primera vez que tomas rumbo "Camino Soria", como los Gabinete Caligari. no sé, pero tengo la sensación de que te gusta perderte de vez en cuando por la zona.
    un abrazo.

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  2. Perdona pero esta muralla de Soria me suena como esos carteles que hay por Madrid explicando que esa horrible construcción se levanta en el mismo lugar en el que una vez hubo no se qué interesante, impresionante o esplendoroso monumento.

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  3. Pensar que hoy nos damos de ostias por haber derribado las murallas, cuando para ensanchar las ciudades no era necesario.

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