miércoles, 19 de febrero de 2014

A Guarda


En nuestra excursión por las Rías Baixas (Pontevedra), a medio camino entre las monumentales Tui y Baiona, recalamos a mediodía (con la excusa de visitar el castro celta de Santa Trega, situado en un monte) en la deliciosa localidad de A Guarda. Es el lugar donde desemboca el río Miño, en un amplio estuario justo en la frontera natural con Portugal. Dos monumentos destacan: la iglesia parroquial de Santa María (con elementos barrocos y renacentistas, pero con trazas románicas en un muro), con forma de cruz latina, tres naves y capillas laterales, con un estilizado campanario (cuadrado rematado en cúpula, de 1800), y el convento de San Benito (fundado en 1558), del que se visita la iglesia porque el monasterio es hoy día un hotel, después que las monjas benedictinas lo dejaran libre.

En la Avenida del Puerto encontramos el restaurante Marusia, regentado por Elidio Magallanes, donde probamos unas almejas a la marinera y una merluza al horno riquísimas, acompañadas de una botella de albariño Gran Novás (de O Rosal). Desde la terraza donde nos acomodaron contemplábamos los barquitos y, al fondo, el océano Atlántico.

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