martes, 8 de enero de 2019

Limpias


Dos fueron los motivos por los que nos acercamos a Limpias (Cantabria): un cristo y un chocolate. En el bello barrio de Rucoba se encuentra la iglesia de San Pedro, una construcción del s.XVII con interesante fachada (barroca) y un hermoso retablo en el altar mayor (rococó), con la imagen del Cristo de la Agonía (a la que se le atribuyen numerosos milagros). Es una talla de madera policromada, del s.XVIII que llegó a Limpias procedente de Cádiz, después de detener allí una inundación. El Cristo tiene a sus lados a San Juan y a la Dolorosa. Fue don Diego de la Piedra (caballero de la Orden de Santiago) quien mandó traer esta imagen a su villa natal.

Después, otra maravilla: un chocolate con picatostes en el bar Hermi. La textura y sabor de estos deliciosos trozos de pan frito (mojado en el chocolate a la taza)  nos dio la razón en las sorpresas que te pueden dar pueblos escondidos o poco conocidos. Por aquí pasa el río Asón, que desemboca en el Cantábrico. Tradicionalmente Limpias ha tenido manantiales y fuentes de agua con excelentes propiedades, posiblemente de ahí le venga el curioso nombre al lugar, enclavado en un hermoso valle.

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