miércoles, 14 de octubre de 2020

El carrascal


 Paseando por el carrascal, pisando hojas secas y descubriendo bellotas (todavía verdes), disfrutamos de las hijas de la encina, nacidas en los bordes del camino, como buenamente han podido, dando sombra y cobijo al caminante. Ramas caprichosamente dirigidas hacia los rayos de sol esperando el momento (¡ay, qué dolor!) en que una sierra la convierta en calor en el hogar para dar bienestar a quien pacientemente la ha transportado hasta su fuego.

 A veces los paseos son encuentros con uno mismo, lugar y tiempo para la reflexión, la relajación, la búsqueda y la aceptación. No hay paisajes perfectos, solo son válidos aquellos en los que uno se siente cómodo y reconocen los motivos de la elección. ¿Cuál es el mejor recorrido para reconocerse uno mismo?

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