miércoles, 25 de septiembre de 2013

La Sinagoga del Agua


Cerca de la calle Real de Úbeda (Jaén), avanzando por Las Parras, esquina Roque Rojas, descubrimos un mundo singular. En pleno casco histórico, en una zona no documentada como barrio hebreo, es desde hace tres años un apasionante viaje en el tiempo y en el espacio por el mundo judío. Resulta que un promotor urbanístico compró tres edificios para hacer pisos, locales comerciales y garajes. Pero cual sería su sorpresa cuando descubrió columnas con capiteles de hojas de palmera con siete ramas y entonces se dio cuenta de que ahí abajo había todo un ambiente mágico y, en cualquier caso, sugerente. Varias salas comunicadas entre sí recrean lo que debió ser una sinagoga. Através de un arco donde encima hay una piedra con una granada esculpida (la granada tiene 613 granos y los mandamientos de la Torá, 613 preceptos), pasas a una serie de estancias con pozos de agua (que según la estación del año pueden tener agua turbia o agua cristalina, alternativamente), con tinajas y con platos de cerámica, incluyendo un gran patio central con arcadas. Al final, llegas a una alberca excavada en una especie de sotanillo que tiene la peculiaridad de tener agua que mana naturalmente, espacio al que bajando siete escalones, puede acceder una persona y sumergirse. Es el mikveh, baño ritual judío. Dicen que en el solsticio de verano un rayo de sol que entre por la abertura del techo puede producir un efecto de luminosidad verdaderamente digno de vivir. Parece ser que este rincón estuvo oculto durante generaciones por una bodega en la que se iban depositando escombros.

La Sinagoga del Agua es un lugar peculiar. Es un encuentro fascinante entre la narración y la atmósfera. Entre lo desconocido y lo por descubrir. A la salida, de nuevo en la calle Real, derechos a tomar una caña y una tapa en el bar Antique: morcilla en caldera de Úbeda con piñones y ochíos (trozos de pan de aceite y pimentón). Y es que mezclar museos con bares es una de las experiencias más entrañables que te puedes preparar. Sobre todo en esos sitios en los que caminar y admirar lo que ves te reconforta con el mundo.

3 comentarios:

  1. Pues la Sinagoga del Agua también me la perdí. Leyendo tus entradas me pregunto si de verdad estuve en Úbeda.
    Describes muy bien el lugar y su ambiente.
    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Bueno, mezcla museo y bar es lo ideal para ti, jaja...

    ResponderEliminar
  3. Me encantan estos escondrijos. Palacios tras humildes paredes, lagos subterraneos, pozos ocultos, templos secretos. .. Y bares desconocidos.

    ResponderEliminar