viernes, 27 de febrero de 2015

Canada do Inferno


Hace 20.000 años, en el Paleolítico Superior, el hombre dibujó en las rocas figuras de animales y esas huellas han quedado impregnadas en la naturaleza para siempre. Con técnicas de rayar o picar la piedra, se adivinan contornos de caballos, cabras o peces. Estamos en Portugal, en el valle del Côa, afluente del Duero. A lo largo de 17 kilómetros del distrito de Guarda se suceden 62 lugares donde hay dibujos en los abrigos de las rocas. Es el Sitio de Arte Rupestre Prehistórico de Valle del Còa, patrimonio de la humanidad desde 1998, con extensión en 2010 la zona de Siega Verde (Salamanca, España).

El Museo que explica todo esto está en Vila Nova de Foz Côa y desde allí parten excursiones a Canada do Inferno (foto, roca 1) con 46 grabados registrados y también a Penascosa y Ribeira de Piscos, que son las tres zonas agrupadas que se enseñan de forma organizada. Se cree que estamos ante santuarios al aire libre, que es lo que da rareza y originalidad al lugar (normalmente estos grabados están en cuevas). Fueron descubiertos a finales de los años ochenta del s.XX y durante unos años se pensó construir una presa justamente en el lugar, lo que creó un debate público. Afortunadamente, hoy día, los perfiles de estas figuras zoomorfas se mantienen dignas intentando transmitirnos un misterioso mensaje.

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