jueves, 6 de octubre de 2016

Aveiro


Aveiro (Portugal) es la ciudad de los canales, que atraviesan sus calles a la búsqueda del Océano Atlántico. También es la ciudad de los "ovos moles" (huevos blandos), un exquisito dulce hecho con yemas inventado por las monjas. Lo mejor de aquí es el Museo de Aveiro, en el que se incluye el Convento de Jesús, fundado en el s.XV y que, a partir de que ingresara la princesa doña Juana, hija de Alfonso V, cambió la vida del lugar, sobre todo cuando la hicieran santa. La Catedral tiene un cruzeiro gótico-manuelino del s.XV (fuera está la copia y, dentro, el original). Aveiro es lugar de salinas. Hacen visitas guiadas en las que te explican cómo se forma la sal y se observa vegetación autóctona del lugar, como la salicornia. La fachada de la estación con sus azulejos con motivos regionales de 1916, el Mercado do Peixe con sus pescados a la venta, la iglesia de la Misericordia y las casas modernistas de la calle Joao Mendoça, son rincones de la ciudad muy agradables de recorrer. Dos museos nos ayudaron a llevarnos una completa imagen de la ciudad: el Museo Arte Nova y el de la Ciudad de Aveiro.

En el restaurante Salpoente degustamos un exquisito bacalao "a brás" con gambas, acompañado de una copa de vino blanco Vadio (denominación Bairrada). En la pastelería Rossio tomamos con un café un delicioso pastel de Tentúgal

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