martes, 8 de mayo de 2018

Los amplios bulevares cantan



"A las seis de la mañana, las gentes de Phnom Penh ya se afanan y se chocan entre sí en los callejones estrechos y polvorientos. Los camareros y camareras, vestidos con uniformes blancos y negros, abren las puertas de sus casas de comidas, donde el aroma de la sopa de tallarines recibe a los clientes que esperan el momento de entrar. Los vendedores ambulantes empujan por las aceras carretones en los que llevan montones de budines de carne hervidos, de pinchos teriyaki de carne ahumada y de cacahuetes tostados, y empiezan a instalarse para comenzar un nuevo día de ventas. Los niños, con camisetas y pantalones cortos de vivos colores, dan patadas con los pies descalzos a balones de fútbol por las aceras, sin hacer caso de las quejas ni de los gritos de los propietarios de puestos de comida. Los amplios bulevares cantan con el rumor de los motores de las motocicletas, de las bicicletas que rechinan y de los pequeños automóviles de los más pudientes."

(Se lo llevaron. Recuerdos de una niña de Camboya, Loung Ung, 2000)

1 comentario:

  1. Menudo salto. Yo, tan urbanita, estoy encantado con esta vuelta al bullicio de la ciudad.

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