sábado, 15 de agosto de 2020

El camino


Al final del camino, siempre hay algo. En el inmediato horizonte siempre hay un destino concreto al que llegar. Poder hacerlo y tener ese objetivo es uno de los placeres de la vida. Andar con o sin rumbo y hacerlo sin prisas, envuelto en verdes y azules, te reconforta con la identidad del ser humano. Estamos hechos para respirar en libertad y sentir la caricia de las fuerzas de la naturaleza.

Lo mejor de los caminos es que, a la vuelta, siempre te espera una sorpresa, algo nuevo que está ahí pero que con la perspectiva del encuentro, parece que te lo ponen a propósito para que encuentres sentido a la aventura de andar. Y luego están los sonidos de la naturaleza, ese run run, ese crí crí que te envuelven en un universo eterno y mágico donde descubrir pequeños misterios es una aventura.

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