miércoles, 7 de julio de 2021

Brisa

Y, después de tanto tiempo, el mar. Ese placer de poder viajar y poder sentarte en una terraza y tomar una cerveza y mirar atardecer y esperar a que la vida pase y, mientras pasa, una conversación, unas risas, un disfrutar de la brisa. Hay cosas que se han estado echando de menos durante este año tonto que hemos tenido que vivir. Lo que dábamos por supuesto, de repente, hay una dificultad social y moral que impide que se realice. Viajar y contemplar el mar. 

Vilanova i la Geltrú (Barcelona) fue un escenario en el que se nos permitió por un momento disfrutar de la vida como si todo fuera igual. Un paréntesis maravilloso de paz y felicidad. Toda la calma del mundo mirando la playa de Ribes Roges desde el restaurante La Daurada. Situada en la comarca del Garraf, Vilanova tiene una escultura enorme en cobre de Pasifae (vaca sagrada de la mitología griega), de Òscar Estruga y, también una fortificación del s.XIX reconvertida en museo de arte contemporáneo llamada Torre Blava y dedicada al mar y a los marineros. 

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