Además de las numerosas bodegas, el subsuelo de Laguardia contenía una maravillosa sorpresa: un estanque celtibérico que se encontró cuando estaban excavando para construir un parking allá por 1998. Tiene una antigüedad de 2100 años y una capacidad de 300 mil litros de agua para recoger las aguas de un manantial cercano. Se sabe su datación y su uso porque aquí se encontró un ara romana dedicada a la diosa celta Matres (que se encuentra en el Museo de Amigos de Laguardia). Es un pozo de 270 metros cuadrados y, con ello, se desmonta la teoría de que solo los romanos tenían conocimientos de ingeniería hidráulica. Además es, también, una explicación histórico de hacía dónde fueron los habitantes del Poblado de la Hoya (a unos pocos kilómetros) después de abandonarlo. También hay otro pozo y un aljibe medievales y un museo con audiovisuales.
Nuestra ruta de pintxos en Laguardia fue la siguiente: solomillo de foie en Ansan Irish Tavern, cesta de patata con hongos y torrezno en Hiruko, flan de brócoli en Biazteri, tortilla de patatas (picante) en Tinín y calabacín relleno de jamón york y queso en Velar. Aquí está el palacio donde nació el célebre fabulista Samaniego.
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