sábado, 17 de agosto de 2024

Arde ya la yedra


El narrador de esta historia recuerda que cuando tenía veinticuatro años se presentó a un concurso de novela breve. Como no se le ocurría nada, decidió establecer un plan: escribir 31 capítulos de mil y una palabras cada uno en el que un palíndromo (frase que se lee igual de izquierda a derecha que al revés) fuera la excusa de lo que ocurre (observándolo o provocándolo). Para ello decide ir todos los días de agosto a la orilla de un río y tomar nota de las conversaciones que tienen entre sí cuatro chicas e imaginar sus vidas y circunstancias. Una vez escrita la obra, las aventuras y desventuras que ocurren en el acto de concesión del premio (y los personajes que conoce) se convierten también en objeto de reflexión literaria.

Gonzalo Hidalgo Bayal (Higuera de Albalat, Cáceres, 1950) escribe sobre la amistad y el paso del tiempo. Publica novelas, ensayos y poesía, además de ser un consumado latinista. Durante muchos años fue profesor de lengua y literatura en un instituto de Plasencia.

" Me llegaban su voces y me llegaron después sus nombres, cuando salí del agua y me sequé a su lado. Eran una representación viva de la alegría del verano, la estampa de un regocijo bucólico únicamente posible en la literatura antigua y en el paréntesis de la adolescencia. Fue allí, oyéndolas, rodeado del amplio y hermoso panorama fluvial, cuando decidí que la novela sería alegre, ingeniosa, risueña, divertida y estival, y que ello sería imposible si todo giraba en torno a mi situación, a mi tristeza, a mi soledad y a mi abandono."

No hay comentarios:

Publicar un comentario