RÍO DUERO, RÍO DUERO
NADIE A ACOMPAÑARTE BAJA,
NADIE SE DETIENE A OIR
TU ETERNA ESTROFA DE AGUA.
INDIFERENTE O COBARDE,
LA CIUDAD VUELVE LA ESPALDA.
NO QUIERE VER EN TU ESPEJO
SU MURALLA DESDENTADA.
TÚ, VIEJO DUERO, SONRÍES
ENTRE TUS BARBAS DE PLATA,
MOLIENDO CON TUS ROMANCES
LAS COSECHAS MAL LOGRADAS.
Y ENTRE LOS SANTOS DE PIEDRA
Y LOS ÁLAMOS DE MAGIA
PASAS LLEVANDO EN TUS ONDAS
PALABRAS DE AMOR, PALABRAS.
QUIÉN PUDIERA COMO TÚ,
A LA VEZ QUIETO Y EN MARCHA,
CANTAR SIEMPRE EL MISMO VERSO,
PERO CON DISTINTA AGUA.
RÍO DUERO, RÍO DUERO
NADIE A ACOMPAÑARTE BAJA,
YA NADIE QUIERE ATENDER
TU ETERNA ESTROFA OLVIDADA,
SINO LOS ENAMORADOS
QUE PREGUNTAN POR SUS ALMAS
Y SIEMBRAN EN TUS ESPUMAS
PALABRAS DE AMOR, PALABRAS.
Gerardo Diego
Dos años pasó el poeta santanderino (y luego uno de los escritores más representativos de la Generación del 27) en Soria. En 1920, con 23 años, y vestido de luto por la reciente muerte de su madre, baja en el tren que le deja en la antigua estación de San Francisco. Se hospeda en la pensión Casa de las Isidras, en la calle del Collado y por su juventud, cuando entra a tomar posesión de su cátedra de Lengua y Literatura en el Instituto General y Técnico (donde antes había estado Machado), es confundido con un alumno. En aquellos años Soria tenía 7.500 habitantes y una gran actividad cultural. Diego asiste con regularidad a la tertulia del Casino Numancia, donde toca el piano (un Stenway de 1869) y monta obras de teatro en el desaparecido Teatro Principal. La "total, precisa, exacta, arbitraria" ciudad calaría hondo en sus versos, recogidos en su obra primeriza "Soria, galería de estampas y efusiones". Dejaría amigos, a los que volvería a ver para realizar excursiones por la provincia en años sucesivos (y temporadas veraniegas en Salduero).
Una ciudad que tiene "la gracia de un país recién nacido".
Hola Deme, que bello este post. Pasé por acá por casualidad y me ha gustado muchísimo lo que he leído!
ResponderEliminarSaluditos desde Caracas
Poco nos hemos mirado en nuestros ríos, y cuando nos hemos mirado, más valiera que no lo hubiéramos hecho.
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