martes, 12 de abril de 2011

Romance del Río Duero


RÍO DUERO, RÍO DUERO

NADIE A ACOMPAÑARTE BAJA,

NADIE SE DETIENE A OIR

TU ETERNA ESTROFA DE AGUA.

INDIFERENTE O COBARDE,

LA CIUDAD VUELVE LA ESPALDA.

NO QUIERE VER EN TU ESPEJO

SU MURALLA DESDENTADA.

TÚ, VIEJO DUERO, SONRÍES

ENTRE TUS BARBAS DE PLATA,

MOLIENDO CON TUS ROMANCES

LAS COSECHAS MAL LOGRADAS.

Y ENTRE LOS SANTOS DE PIEDRA

Y LOS ÁLAMOS DE MAGIA

PASAS LLEVANDO EN TUS ONDAS

PALABRAS DE AMOR, PALABRAS.

QUIÉN PUDIERA COMO TÚ,

A LA VEZ QUIETO Y EN MARCHA,

CANTAR SIEMPRE EL MISMO VERSO,

PERO CON DISTINTA AGUA.

RÍO DUERO, RÍO DUERO

NADIE A ACOMPAÑARTE BAJA,

YA NADIE QUIERE ATENDER

TU ETERNA ESTROFA OLVIDADA,

SINO LOS ENAMORADOS

QUE PREGUNTAN POR SUS ALMAS

Y SIEMBRAN EN TUS ESPUMAS

PALABRAS DE AMOR, PALABRAS.


Gerardo Diego


Dos años pasó el poeta santanderino (y luego uno de los escritores más representativos de la Generación del 27) en Soria. En 1920, con 23 años, y vestido de luto por la reciente muerte de su madre, baja en el tren que le deja en la antigua estación de San Francisco. Se hospeda en la pensión Casa de las Isidras, en la calle del Collado y por su juventud, cuando entra a tomar posesión de su cátedra de Lengua y Literatura en el Instituto General y Técnico (donde antes había estado Machado), es confundido con un alumno. En aquellos años Soria tenía 7.500 habitantes y una gran actividad cultural. Diego asiste con regularidad a la tertulia del Casino Numancia, donde toca el piano (un Stenway de 1869) y monta obras de teatro en el desaparecido Teatro Principal. La "total, precisa, exacta, arbitraria" ciudad calaría hondo en sus versos, recogidos en su obra primeriza "Soria, galería de estampas y efusiones". Dejaría amigos, a los que volvería a ver para realizar excursiones por la provincia en años sucesivos (y temporadas veraniegas en Salduero).

Una ciudad que tiene "la gracia de un país recién nacido".

2 comentarios:

  1. Hola Deme, que bello este post. Pasé por acá por casualidad y me ha gustado muchísimo lo que he leído!
    Saluditos desde Caracas

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  2. Poco nos hemos mirado en nuestros ríos, y cuando nos hemos mirado, más valiera que no lo hubiéramos hecho.

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