lunes, 4 de abril de 2011

Patones


Cerca del río Jarama y en plena sierra norte madrileña, en un recogido paraje y como surgido de un cuadro naïf, se encuentra el bello pueblecito de Patones (de arriba, al que se llega por una carretara con curvas, dejando en el llano lo que sería el nuevo Patones). Sus casas están construídas con pizarra. Durante más de un siglo tuvo un rey propio (con el consentimiento de Carlos III), una especie de alcalde que administraba justicia y que tenía curiosos privilegios ante los monarcas españoles. Es un lugar que presume de que durante la guerra de la Independencia de 1808 fue el único pueblo de España que no cayó en manos de los franceses (por estar escondido).


Tiene una bella fuente y un lavadero que datan de 1908 y en la antigua iglesia de San José, del s.XVII (ahora convertida en museo y centro de información) hay una imagen de la Virgen de la Oliva (cuya ermita está en ruinas). Caminando por sus calles se llega a hermosos montículos desde donde se divisan numerosas eras y corrales para el ganado de tiempos muy lejanos.

Demetria Cobos vende unos deliciosos tarros de miel de romero (Miel Deme), producidos en el pueblo, ya que en la Sierra Norte de Madrid hay toda una tradición de miel artesana. Por lo visto, la miel tiene infinidad de propiedades: incluso tiene poder antiséptico y cicatrizante. También hay miel de roble (y como prueba de su calidad, Demetria te muestra el diploma de un premio recibido).

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