lunes, 22 de abril de 2013

Los Calamares


¿Qué hay más madrileño que un bocadillo de calamares?.

En la calle Francisco Silvela, 50 (esquina Alonso Heredia) se encuentra el entrañable bar Los Calamares. Lo primero que te llama la atención es que los camareros te saludan nada más te ven entrar, uno de los gestos de cortesía más entrañabeles del mundo de la restauración. A la izquierda, el asador de pollos -por lo visto los sábados y domingos hay colas para llevarse tan apreciado manjar-. Quien te lo sirve no tardará en gritar: ¡una de patatas!, a nada que vaya terminando de servir (medio pollo asado y patatas, 5,70 euros). A la derecha, el extraordinario mundo de las cañas y las raciones, bocadillos, montados y pinchos.
Tienen ensaladilla rusa, oreja a la plancha, pulpo a la vinagreta o igualmente a la plancha, tortilla de patata, boquerones fritos o en vinagre y, por supuesto, la especialidad de la casa, los exquisitos calamares que dan fama al bar (bocadillo de calamares, 3,60 euros). Con la caña te ponen dos pinchos de pan y rodaja de tomate con anchoa o lacón.

Los camareros de Los Calamares son de los que se nota que atienden con entusiasmo.

3 comentarios:

  1. Eso de que, aunque el bar estuviera a rebosar, te saludaran en cuanto aparecías por la puerta era algo común en esta ciudad que uno echaba de menos estando fuera. ¿Qué va a ser? ¡Al fondo hay sitio! En cualquier otro lugar te parecía que el servicio era lentísimo.
    A penas queda de eso. Menos mal que Francisco Silvela tampoco me queda tan lejos.

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  2. para volver a un sitio es fundamental que te que atiendan con entusiasmo. que te hagan sentir de la casa. es verdad que eso se está perdiendo. estamos todos demasiao cabreaus.

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  3. Buen servicio, sí señor, de esos por desgracia quedan pocos, aunque eres experto en encontarlos.

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