martes, 19 de agosto de 2014

Vila Nova de Foz Côa


En nuestro viaje por las cinco provincias del norte de Portugal hicimos un pequeño epílogo (nos pillaba de regreso) entrando en la sexta: Guarda. Allí nos esperaba el Sitio de Arte Rupestre Prehistórico del Valle del Côa, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1998. De esta forma, visitamos la ciudad de Vila Nova de Foz Côa: una Catedral del s.XVI con una fachada manuelina de granito (foto) con arquivoltas y escudos y decoración vegetal coronada por tres campanas. En el interior, tres naves con techo de madera pintada sostenido por columnas con capiteles tallados. En la plaza de la Catedral, el Ayuntamiento y un pelourinho (picota), símbolo del poder de la justicia muy habitual en otras ciudades portuguesas. La Rua da Varanda tiene pared que era la antigua muralla medieval. Una señora nos abrió la puerta de una capilla donde estaba la imagen del Senhor dos Passos. Vila Nova de Foz Côa es una ciudad rica en almendros, olivos y viñas. En el restaurante AldeiaDouro degustamos un exquisito bacalao con miga de pan sobre puré de patata y garbanzos en aceite de ajo confitado, acompañado de un Palato de Côa, vino blanco Douro.

A las afueras, el impresionante Museo de Côa inaugurado en 2010 (en las confluencias de los ríos Côa y Duero), con seis salas que explican un arte de hace 25.000 años: dibujos en las superficies verticales de las rocas a lo largo del valle del Còa usando la técnica del grabado. Generalmente figuras de animales de unos 40 centímetros con técnicas de punteado o de rayado de la época del paleolítico y de la edad de hierro, obras que se pueden visitar con guía concertando previamente la excursión. Nosotros visitamos Canada do Inferno, una impresionante galería de arte al aire libre.

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