martes, 20 de octubre de 2015

Dambulla


A 160 metros de altura se encuentran las Cuevas de Dambulla, que son del s.I. a.C. y que presentan una colección de más de 150 budas de todos los estilos y tamaños, venerados desde entonces. Fue el rey Valagamba, que tras la derrota de Anuradhapura en el s.I (d.C.) encontró su refugio en este sitio sagrado y las dio a conocer (aunque se cree que ya tenían vida varios siglos antes). Enmarcadas en una estructura de color blanco a la manera de un soportal (de 1938), desde el fondo (que es la primera que visitamos), hasta la entrada, son estas cinco: la Cueva del Segundo Templo Nuevo (con un Buda reclinado de 10 m. de largo), la del Templo Occidental (con un Buda sentado y los dioses Visnú y Saman), la del Gran Templo Nuevo (el Buda reclinado mide 30 m. y son maravillosas las pinturas murales de los techos al estilo Kandy), la de los Grandes Reyes (la de la foto, con las estatutas de Valagamba y Nissankamalla y una vasija que recoge gotas de agua de lluvia; es la cueva más grande: 52 metros de longitud y 23 de ancha) y, finalmente, la Cueva del Señor de los Dioses (Buda reclinado de 14 metros). Entre la cuarta y la quinta, entramos a una capilla donde un señor nos puso una pulsera de hilos y nos bendijo con un cántico.

En el camino, una chica nos vendió un coco (de los de color naranja), cuya agua bebimos con una pajita dando buena cuenta, luego, de la suave carne blanca de su interior.

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