martes, 5 de abril de 2011

San Baudelio de Berlanga



En 1922, 23 fragmentos de pinturas murales de la ermita mozárabe soriana de San Baudelio (propiedad entonces de los vecinos de Casillas de Berlanga) fueron vendidos por 65.000 pesetas a un anticuario de Barcelona. Las paredes de la iglesia fueron cubiertas por lienzos preparados para la extracción de las pinturas -que se cree que datan del año 1125-. El proceso de retirada de estas imágenes culminó en 1926 y contó incluso con una sentencia del Tribunal Supremo que declaraba legal la venta. Con el tiempo, llegaron a los museos de Boston, Indiannapolis, Cincinnati y, en Nueva York, The Cloisters Museum. En la ermita solo quedaron las huellas de los dibujos. Una sombra, nada más.




En 1957 vuelven a España 6 piezas. A cambio, el gobierno español tuvo que entregar al Metropolitan (de quien depende The Cloisters), piedra a piedra, una iglesia segoviana: el ábside de la iglesia románica de San Martín de Fuentidueña.




Las 6 pinturas están en el Museo del Prado y, desde hace unos meses, en una nueva sala en la que se recrean los arcos y la columna central de un espacio que recuerda a una mezquita (evocando el espacio original del que proceden). Estos cuadros son:




LA CACERÍA DE LIEBRES (un cazador montado a caballo que anima a tres perros a perseguir a dos liebres, se interpreta como la dificultad para llegar al triunfo)

LA CACERÍA DEL CIERVO (un cazador en pie lanza una flecha contra un ciervo que tiene clavada otra, viene a representar el daño y el dolor que provoca el hombre en el alma)

EL ELEFANTE (significa la humildad y lleva a sus espaldas un castillo con tres torres que representan la enfermedad y las miserias de la vida, es un animal completamente ajeno a lo conocido en la profunda Castilla y lógicamente pintado por lejanas referencias)

EL OSO (alusión a la fuerza del mal)

EL SOLDADO (lleva lanza y escudo redondo)

LA CORTINA (12 círculos con águilas en su interior, tipo decorativo en textiles islámicos)


La columna-palmera de San Baudelio representa, de algún modo, el nexo entre lo celeste y lo terrenal, un vínculo entre lo divino y lo profano. Las representaciones animalísticas son muy frecuentes en las pinturas mozárabes (asimiladas, a su vez, por el cristianismo) y tienen la intención de adoctrinar al pueblo sobre la lucha entre el bien y el mal.


1 comentario:

  1. A mi estas historias sobre el espolio al que se vio sometido nuestro patrimonio histórico y artístico me pone del revés, aún más si hay una sentencia por medio.

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