domingo, 15 de agosto de 2021

Cisterna de la Basílica


En el año 2010 visitamos Turquía. En Estambul nos adentramos en la magia subterránea de la Cisterna de la Basílica, obra maestra de la ingeniería bizantina. Aunque en este lugar ya debió existir algo similar pero de menor tamaño, la bóveda que conocemos se construyó en 532 bajo el reinado de Justiniano, para satisfacer las necesidades del Gran Palacio. El techo descansa sobre 336 columnas de mármol, cada una de 8 metros. De ellas, son muy curiosas las que descansan sobre unas bases que no son otra cosa que cabezas de medusa de época romana (prueba de que los bizantinos reutilizaban otros monumentos) y donde si situaba el ninfeo, santuario para las ninfas acuáticas. A este espacio singular (en turco Yerebatan SarayI) se accede bajando una escalera de 52 peldaños.

La Cisterna se encuentra en la zona denominada Sultanahmet, cerca de la basílica de Santa Sofía y del Hipódromo (un estadio que podía acoger a cien mil personas), hoy convertido en jardín público. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario