domingo, 17 de enero de 2021

El sol de la tapia


El Duero marcó el límite entre los pueblos cristianos y musulmanes. La ciudad de Soria pudo ser dominio de Fernán González y de Almanzor. O puede que ni existiera en la época de esas heroicas historias. En la repoblación de principios del s.XII ya había allí un núcleo interesante de edificaciones. Que, con el tiempo, serían protegidas por una muralla que abrazó dos cerros (incluyendo hectáreas para fincas de agricultura y ganadería). 

Según el padrón de Enero 2021, la ciudad tiene 39.821 habitantes. Que viven entre iglesias románicas, bares e instalaciones deportivas. Bajo la sombra de los versos de los poetas del XX ("...de portales con escudos de cien linajes hidalgos..."). Y bajo la sombra, también, de la tapia de un convento, de un cuartel militar o de un parque público (cada siglo tiene su prioridad). Un muro para que las clarisas disfruten del último sol de la tarde, un campo de concentración de prisioneros republicanos, la zona de recreo de estudiantes de ciencias de la salud... La cantidad de suspiros desesperados que habrán dejado su huella al otro lado de esta tapia ayer muralla. Este intramuros de frío y alegría que arrastra, día a día, el devenir pequeño de una ciudad discreta pero valiente. 

1 comentario:

  1. Me acabo de hacer un master en Sorias con tus últimas entradas que no se si podré ya esperar a que me vacunen para tirarme a la carretera camino Soria. Preciosas historias.

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