domingo, 17 de mayo de 2020

Blanco y verde


Para que haya verde, es necesario el blanco. La humedad de la nieve permite que los arbustos crezcan en zonas regadas y con las condiciones necesarias para que salgan adelante. Así saldremos todos después de estos dos meses de invierno. Con los rostros buscando el sol, la alegría, la vida. Todavía con frío, pero con la necesidad de caminar, de recorrer senderos hacia arriba, cuanto más alto mejor, para distinguir un maravilloso horizonte de futuro.

Quiero llegar hasta lo más alto de la montaña y respirar en libertad, y gritar a los cuatro vientos, y reír o llorar (según me pille). Pienso que la naturaleza será el nuevo paisaje donde se mirará el ser humano para intentar entenderse así mismo. No ya dos metros, sino dos kilómetros de distancia interpersonal para reflexionar sobre los tiempos venideros.

Cerraremos los ojos y en la soledad de los bosques y los valles, retomaremos nuestra nueva posición social, buscaremos las respuestas a las preguntas que tendremos que plantearnos en los encuentros con las personas que queremos y, también, con las personas que nos nos quedará más remedio que tratar.

2 comentarios:

  1. Sobre el paisaje natural no tengo dudas de su beneficio para el ser humano...

    Sobre el paisaje social, no soy tan optimista como tú, creo que seguiremos siendo una especie ciega y violenta que todo lo esquilma en pro de un bienestar ilusorio (yo no creo en el bienestar general del malestar particular)... ojalá me equivoque... iremos viendo cada día qué conclusiones hemos sacado y que impacto tienen en el vivir y en el convivir con nosotros, con el resto y con la naturaleza (flora y fauna que ya hace mucho tiempo nos están pidiendo respeto)... y mientras tanto, caminemos...

    Abrazo

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  2. No me veo capacitado para subir montañas nevadas pero de algún modo conseguiré la distancia que me de perspectiva. ¡Y yo que creí haber tomado ya todas las decisiones que me quedaban por tomar!

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