martes, 16 de febrero de 2021

Marchitar el té


El té de Sri Lanka lo suelen recoger tradicionalmente mujeres tamiles (de la India) que, por su manera de trabajar, son las candidatas ideales para ese oficio. En Kandapola, en la Heritance Tea Factory, les vimos faenando. Venían con sus hojas de té en cestos que depositaban en la máquina de marchitamiento (que va a 360 revoluciones por minuto), para que el fruto madure al recibir aire caliente y comience su proceso de producción. Los ventiladores marchitan la hoja de té verde. La antigua gran factoría ahora es más modesta (con una labor meramente pedagógica) pero, a cambio, tienen un hotel de lujo.

El paisaje de Nuwara Eliya (la ciudad más grande de la zona) es fascinante. Cumbres verdes a casi dos mil metros de altura donde casi siempre hace fresco o directamente frío. Las brumas envuelven las montañas y se crea un paisaje húmedo y misterioso. Fue en el s.XIX cuando los ingleses llegaron aquí (James Taylor tuvo su primera plantación de té en Kandy allá por 1867). Dos siglos después, la manera de arrancar las tres últimas hojas de la planta es igual. La diferencia del precio que se paga a las trabajadoras y del que reciben los comerciantes al vender la mercancía es brutal. 

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