jueves, 23 de abril de 2020

Convivencia


Es tiempo de reflexión. Aunque no lo queramos, tiene que serlo, para que todo esto que estamos pasando sirva para algo. Es algo injusto, algo inhumano, algo cruel. Por un lado, la muerte, directamente. Por otro, el miedo, el distanciamiento y la precaución. A todos nos toca nuestro trocito de experiencia. Los ancianos y los niños, son quienes están llevándolo peor. El miedo a cogerlo, unos. La falta de libertad, otros. En medio, la gente trabajadora (unos en los servicios esenciales, otros en el teletrabajo, otros al paro).

El mundo se va a reinventar. Tiene que ser así, para que las normas de convivencia no nos conviertan en locos desorientados. Para que no nos volvamos histéricos cuando alguien se nos acerque y nos diga palabras directamente a nuestra cara. Para que la vida social sea segura y cómoda, evitando altercados innecesarios.

Y que la educación y la sanidad ocupen en un estado el terreno que deben ocupar para que las personas sean inteligentes, sensibles y sanas. Todo lo demás, la hipocresía y el presumir delante de los otros, se tiene que acabar.

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