domingo, 12 de abril de 2020

Aprender



Los días y el tiempo pasan en el encierro de la individualidad: otra raya más que marcamos en la pared. El contacto físico con las personas se nos está olvidando, las comunicaciones verbales por palabras escritas o pronunciadas continúan, pero los abrazos ya no. Una semana, y otra, y otra. Parece mentira que el tiempo pase tan rápido. Mientras nosotros no nos hemos movido de la espera.


Nosotros los privilegiados, que hemos ocupado el interior de los refugios del campamento. Los otros han tenido que salir a la lucha: protegidos y con miedo, asegurando que no falte de nada en las cómodas casas del siglo XXI. La vida del mundo siempre ha sido así, unos que trabajan para que otros descansen. Pero ahora se está comprobando qué profesiones verdaderamente importan, qué profesiones son perfectamente prescindibles.


Tiempo de reclusión en el que hemos podido pensar en nuestra posición en el mundo. Lo que representamos para los que nos rodean. Nuestros proyectos, nuestras ilusiones, nuestra libertad de hacer lo que queramos. Esta es una situación perfecta para aprender de nosotros mismos.

1 comentario:

  1. Importa las personas, la experiencia, el respeto a nuestros mayores, las instituciones sociales. Lo demás basura

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